Mis días de Taró

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El taró en Málaga

Estos últimos días hemos tenido niebla de advección, ya sabéis que esto ocurre por la diferencia de temperatura que hay entre el aire y el mar, aquí en Málaga lo conocemos como taró.

El día 15 de Noviembre de madrugada comenzó a entrar esa niebla por nuestra costa, con la idea de no perderme el espectáculo salí a verla y sí, a fotografiarla también, sería alrededor de las 2:00 am.

Primero subí a los montes, pero desde allí ya vi que se estaba retirando y decidí que lo mejor era ir hacia Gibralfaro, un clásico, pero es que las vistas bien merece la pena ir una y ora vez.

El taró igual que viene se va, lo pillé retirándose pero aún así dejo bonitas estampas.

Llegué a casa a eso de las 3:30 am y no podía irme a dormir sin ver que es lo que me había traído en la cámara. Hay que quererme así, sí, lo lógico hubiera sido dormir, pero… Edité algunas y mirando radar y siguiendo los consejos de mi buen amigo Jose Luis Escudero, pensé que al amanecer podría estar bien volverlo a pillar. Me eché un rato a descansar poniendo el despertador a las 6:30 para no perderme el espectáculo.

En la primera foto (siguiente galería) os dejo lo que pretendía ver (foto de archivo) y en las siguientes lo que me encontré con las primeras luces del día.

Fijaos en la cuarta y quinta imagen, ahí se puede apreciar como la niebla iba bajando, en la quinta se puede apreciar la costa africana.

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Un escenario casi apocalíptico

Como a quien madruga ya se sabe el dicho, continúe mi jornada laboral deseando que llegara la tarde y tener una siesta épica, pero cual fue mi sorpresa que veo por la ventana que parecía qué…, ¡no, venga ya!, otra vez entraba el taró. Así que nuevamente salí. La verdad es que no tuve el tiro de cámara que me hubiera gustado, media vuelta y de nuevo al plan B, Gibralfaro. ¡Madre mía!, ¡qué luz!, el sol a medio caer, tostando esa niebla, proyectándose las sombras de los edificios sobre la misma, una locura. 

Así que os podéis imaginar el sueño que llevaba acumulado, opté por no mirar si seguiríamos con semejante espectáculo. Pero el viernes de nuevo a la carga, después de dar vueltas, ya que nuevamente “intento fallido” de la foto que voy persiguiendo. El taró no se comportó como esperaba, volvió a cubrir la ciudad haciendo que en algunos momentos pareciera óleo sobre lienzo. La primera foto (más abajo) no está muy nítida, pero es que me pilló por sorpresa, también podemos apreciar la altura que están adoptando las nuevas edificaciones, pero ese melón es otro.

Llegué a casa contenta, edité algunas fotos, la luz del atardecer nunca defrauda y para mi gusto me traje algunas fotos evocadoras. Empieza a picar la curiosidad, los amigos seguimos pendiente de qué pasará cuando entre la noche… ¡Bingo! ¿Qué hice? Coger las baterías que se estaban cargando, porque siempre hay que tener tarjetas de memoria y baterías listas por los “por si acaso”; llamé a ver quién me acompañaba y venga, en el coche de nuevo.

Os parecerá de chiste, pero volví al lugar que tengo en mente. Nada. La regla esa de a la tercera va la vencida no es del todo así. Siguiente plan: los montes de Málaga. Estaba alta y era del único sitio desde donde podía fotografiar este derrame de la naturaleza.

Contemplar por horas como poco a poco se iba despejando la ciudad se me hace indescriptible. Esas “nubes de colores” bailando para quien la quisiera ver. Estas cosas me hacen sentir afortunada.

Os dejo además de las fotografías un breve timelapse, para hacerlo emplee 497 fotografías, como comenté en mi Instagram. Larga vida al obturador.

Espero que os guste. 

PD: Ya he dormido bien

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