Así que nos lanzamos a la aventura con muchas ganas de sorpresas y de probar tapas y restaurantes. Aparcamos nuestro vehículo en el centro de Rincón de la Victoria, junto al Ayuntamiento. Es donde más restaurantes se congregan y lo elegimos como un buen punto de partida. Y nuestra primera visita fue El Portón. Una cerveza -en vaso de sidra, que siempre es bien-, una tapilla degustación de la casa previa y el Taco de pulpo a la gallega con humus y pico de gallo. 

Sin demora, y aunque justo enfrente estaba El Camino con Hamburguesa de huevo, decidimos ir enfilando la playa para aprovechar el buen tiempo que suele acompañar en Rincón de la Victoria. Pero antes hacemos avituallamiento en Casa Eduardo. De nuevo, cerveza en vaso de sidra, tapita previa y momento para la Mazamorra con huevo y jamón.

Cruzamos la N-340 y nos dejamos caer por un bar mítico de Rincón: Las Flores. Su salpicón de marisco con salsa rosa es toda una tradición en la zona. Acompañada de unos buenos tercios bien fresquitos. 

Y aprovechando el paseo y disfrutando de otro día para enmarcar nos acercamos a la Taberna Freiduría Marisquería La Victoria con sus Buñuelos de bacalao y gambas con alioli verde. 

A la vuelta, ya después de haber dado buena cuenta de la primera incursión en la Ruta de la Tapa 2022 de Rincón de la Victoria, cerramos el círculo en Café Bar Gala con su Ensaladilla rusa. Ha sido la primera visita, pero amenazamos con un segundo asalto. Seguiremos informando…

Segundo asalto

Volvimos a dejarnos caer por la Ruta de la Tapa de Rincón de la Victoria, pero esta vez decidimos probar la zona de Torre de Benagalbón. Primero pasamos el siempre coqueto Bendita Katalina. En el campo de golf de Añoreta, en un lugar privilegiado, su tapa no va a la zaga. Un albondigón madurado al curry rojo con cacahuetes que puede competir perfectamente por ser una de las mejores tapas del concurso.

De hecho, fue un buen día porque la segunda tapa a prueba fue ya en la costa, pero también en el mismo núcleo poblacional. En el Alma Playa, y a recomendación de algunos ‘malaguers’, nos dejamos caer. Y a pie de playa, ese camperito malagueño de chicharrones con queso de cabra curado y avonesa es otro lujo para los sentidos. «Imposible que saliera mal con esos indregientes», comentó uno de los comensales acompañantes en este segunda incursión de Malaguear.